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En la elegante ciudad del suroeste de Francia de Biarritz, que se asoma a la costa vasca, se puede probar la gastronomía francesa en sus diferentes vertientes, desde bistrós con cartas basadas en producto de temporada o ‘wine bars’, a alguna estrella Michelin ortodoxa, pero también una histórica heladería, una pastelería clásica e, incluso, un chiringuito para picar algo durante la puesta de sol. Estas son 10 pistas para comer en una localidad que mantiene el encanto que la convirtió en destino de veraneo de la realeza europea en el siglo XIX y que añade el ambiente surfero y sus magníficas playas de mar bravo como plus.
Marius
Ubicado en una preciosa casa de campo de estilo vasco del siglo XIX a las afueras de Biarrritz, Marius asume el formato de ‘auberge’. Eso significa máxima hospitalidad en esta posada conceptualizada y dirigida por Sébastien Sanjou, chef francés Michelin que suma negocios como Le Relais des Moines, con una distinción en Var; Le Trente-Trois, con estrella en el Hotel Maison Villeroy, en París; un espacio en la bodega Château Mentone, en la Provenza; y una sede de su concepto Marius en Mónaco. “Cocinar es compartir, el simple placer de regalar felicidad”, es la máxima de Sanjou.
En Biarritz, Marius está regentado por Géraldine André —madre del hijo del chef— y con Kévin Bigot -residente desde hace doce años en Biarritz, donde fue ‘sous-chef’ en L'Hôtel du Palais- como jefe de cocina.
Asume un formato de bistró campestre, con una cocina sencilla y muy sabrosa, donde dominan en parte los vegetales, sin olvidar pescados y mariscos locales, así como carnes de la zona. En su comedor acristalado o en su terraza con vistas a su jardín con caballos alrededor y el fondo de los Pirineos, se come realmente bien disfrutando de platos coloristas. Ofrece menús de mediodía por 29 y 35 euros.
C/ 52 Rue Alan Seeger. Biarritz.
Tel. 33 5 59 41 10 11
Web: www.marius-biarritz.com
Tícket medio: 50 a 65 euros
Epoq
Anthony Orjollet es, en ciertos ámbitos, casi una institución en Biarritz. ¿Motivos? Quizás, este chef es uno de los máximos exponentes de la bistronomía en el País Vasco francés, modelo que defiende el uso de productos locales -casi siempre bio- en platos sencillos, que se alían, además, con productores, viticultores y agricultores. Epoq es uno de los proyectos de Orjollet, que también capitaneó Elements -cerrado temporalmente-.
‘Wineshop’, ’cave à manger’ y tienda de comestibles, este concepto plantea al cliente “participar en un enfoque antiestandarización, saludable, eco-responsable y local”. Eso significa que por su cocina y sus mesas desfilan verduras de horticultores orgánicos locales, hierbas y aromas recogidos por su recolector, bodega de vinos ‘vivos’, orgánicos y biodinámicos, pesca sostenible llegada de lonjas cercanas, razas locales, queso de leche cruda o pan de masa madre.
“Sentido común”, lo llaman para materializar “una cocina intuitiva elaborada con productos locales frescos, crudos y auténticos”, donde hay cierto protagonismo de la brasa. “Todos nuestros productos son locales, orgánicos y de temporada”, sostienen para argumentar los continuos cambios de la carta no solo durante la semana, sino dentro de un mismo día.
C/ 11 Rue du Helder. Biarritz.
Tel. 33 9 88 09 68 12.
Web: www.restaurant-epoq.com
Precio medio de 50 a 75 euros.
Les Rosiers
“Una auténtica casa vasca”, se presenta este negocio con una estrella Michelin. Lo es en lo estético, pues ocupa una típica edificación en una zona residencial de Biarritz, donde la chef Andrée Rosier y su marido Stéphane Rosier defienden su proyecto de “cocina gourmet”. Así define esta pareja su propuesta de corte bastante clásico ligada a productos locales de temporada: desde pescado salvaje de la costa o vegetales del entorno, a pichón, ‘foie’ o sus emblemáticas mollejas.
La oferta, “mezcla de sencillez e investigación”, se desdobla en menús degustación con precios de 85 y 105 euros, además de uno para el almuerzo por 46.
C/ 32 Av. Beau Soleil. Biarritz.
Tel. +33 5 59 23 13 68
Web: www.restaurant-lesrosiers.fr
Mon Lopez
“Artisian glaciar”, se lee en el exterior de este quiosco de helados instalado en el Quai de la Grande Plage, justo enfrente del Casino. Mon Lopez es un negocio que funciona desde 1935 -nació como un sencillo carrito- y que actualmente suma tres generaciones. Despacha oferta de helados artesanos, elaborados con leche de vaca del proveedor de la casa en Arbonne, crema fresca, huevos y azúcar, base que a las 12 horas sirve para preparar los helados a diario.
“Glaces au bon-gout”, reza el mensaje que corona este puesto. Unos son ‘soft’, es decir, despachados al momento a través de un grifo, con los sabores más básicos -y realmente deliciosos-, como fresa, chocolate o vainilla. Lo suyo es aguardar la cola para estas delicias cremosas de estilo italiano y pedirlos en cucurucho de barquillo.
La otra opción es una mayor variedad de sabores conservados en cubetas, sin el sistema ‘soft’, divididos entre helados con textura menos cremosa (pistacho, café, caramelo…) y sorbetes (frambuesa, limón, menta, coco, fruta de la pasión…). Precio medio de 3-4 euros. Para encontrar Mon Lopez, una pista: el puesto de helados se ubica en un extremo del paseo de la Playa de Biarritz, el más cercano a Rocher de la Vierge, una roca que es un auténtico símbolo de la localidad, al que se llega por una pasarela y desde donde se observa el Golfo de Vizcaya.
Quai de la Grande Plage (junto al Casino de Biarritz). Biarritz
Marloe
Bistró, tienda de comestibles y boutique, es el proyecto de tres socios: Anthony Ruffet, cocinero procedente de una familia hostelera; la emprendedora y anfitriona Johanna Martins y su marido Éric Martins, ‘maître’ en el negocio. “Bistró de barrio”, definen Marloe.
Materias primas llegadas de “productores eco-responsables” -según afirman- como base de “una cocina bistronómica que combina modernidad, creatividad y autenticidad”, aunque con un estilo bastante clásico.
Embutidos, Carpaccio de pulpo, ‘Pâté en croûte’ o el Bogavante azul bretón servido con arroz bomba, condimento de ajo negro y bisque en espuma -un plato emblemático del chef- para comer a la carta (tícket medio de 50 a 70 euros), probar su menú degustación por 79 euros o pedir el ‘menú del mercado’, con un plato y un postre, por un atractivo precio de 31 euros.
45 avenue du Président JF Kennedy. Biarritz.
Tel. +33 5 59 22 34 98
Web: www.marloe-biarritz.fr
Chez Albert
Pista para comer pescado en un puerto de Biarritz -Port des Pêcheurs-. Bajo un formato de acogedora marisquería, su oferta es casi cien por cien marinera, con sus tablas o bandejas de marisco como especialidad, aparte pescados como su plato estrella, el San Pedro asado al horno, servido con verduras de temporada. De postre, elaboraciones caseras y helados del premiado heladero francés Thierry Bamas. “Nuestro restaurante de pescado te ofrece productos frescos, garantizados sin conservantes ni potenciadores del sabor”, advierten desde un establecimiento que se suele llenar de turistas. Precio medio de 55 a 75 euros.
C/ 51 bis Allée Port des Pêcheurs. Biarritz.
Tel. +33 5 59 24 43 84
Web: hwww.chezalbert64.fr
Miremont
Una pastelería clásica de Biarritz con más de 150 años de historia, ya que fue fundada en 1872 por Etienne Singher, un joven pastelero de Saint Moritz. Símbolo de los tiempos de Belle Époque en la localidad francesa, Miremont acogía en sus salones las meriendas de los miembros de la realeza y la aristocracia que avanzado el siglo XVIII veraneaban en la localidad del País Vasco francés.
De la icónica Tarta de trufas confitadas o sus ‘macaron’ a los míticos caramelos suaves hechos a base de mantequilla fresca, cuenta con una suculenta oferta que se puede comprar para llevar en sus mostradores originales -también conserva la misma fachada desde que este comercio se fundó- o degustar ‘in situ’ en su salón de mármol de la planta superior.
Pl. Georges Clemenceau. Biarritz.
Tel. +33 5 59 24 47 97
Web: https://miremont-biarritz.fr
Precio medio a partir de unos 7 euros.
Jack The Cockerel
Pista informal para comer, cenar, picar entre horas o tomar un cóctel con vistas a la Playa de Biarritz —así se llama el arenal del centro de la localidad—. Abierto todos los días con horario continuado, este espacio de cuidado diseño se define como “brasserie eléctrica y sencilla” y, a la vez, como “bar de cócteles”.
De su versión del ‘Fish & Chips’, el ‘Hot dos estilo cervecería’ o una burger, al Pollo de granja asado con patatas y verduras, una tabla de charcutería o el llamado ‘Huevo perfecto’ con crema de maíz, su amplia carta permite comer de muchas formas, de manera individual o compartiendo platos, por precio de 35 a 50 euros. El cliente puede sentarse en sus comedores interiores con ventanales o en su terraza exterior. Hay que acceder al restaurante por una escaleras descendentes desde el lado opuesto al mar.
C/ 17 Avenue Edouard VII. Biarritz.
Tel. +33 5 59 85 62 31
Web: www.jackthecockerel.com
Debololo
Se trata de un chiringuito en la playa de Marbella, en Biarritz, donde se puede pasar la tarde y disfrutar de una espectacular puesta de sol mientras se toma algo. Oferta muy sencilla sin pretensiones, pero más que agradable dado el contexto de este lugar de ambiente surfero -hay alguna escuela justo al lado-.
Embutidos, quesos, ‘rillette de canard’, paté, ‘hummus’ o ‘tapenade’ con ‘crudités’, ‘hot dog’… son opciones de una carta anunciada en una pizarra para una estupenda merienda-cena.
Impasse Marbella (callejón sin salida junto al acceso a la Playa de Marbella). Biarritz.
Tel. +33 6 27 78 13 12
Atlanthal
Restaurante que lleva el mismo nombre hotel de cuatro estrellas en el que se ubica en Anglet, a pocos kilómetros de Biarritz. Con bonitas vistas a la magnífica Plage des Cavaliers, este sencillo comedor ofrece una carta extensa con muchas opciones para comer a precios razonables (tícket medio de 45 a 60 euros por persona).
Plantea apartados de fritura -con varios tipos de croquetas-, cazuelitas —de gambas al pil pil o chipirones—, patés o platos de pescado y carne, aparte de ensaladas y hamburguesas.
C/ 153 Bd des Plages. Anglet.
Tel. +33 5 59 52 75 85
Web: www.atlanthal.com
