Hace tiempo que venimos hablando del gran papel que vienen ejerciendo cada vez más mujeres en el mundo del vino. Algo que sin duda hay que celebrar, a ser posible con una copa adecuada para la ocasión y con uno de esos vinos que te recomiendan más abajo nuestras invitadas de hoy, las hermanas Alba y Sofía Atienza.

A través de la marca Lacrima Terrae, estas dos formidables mujeres están causando furor en redes sociales entre aquellos que siempre han querido aprender más sobre vino pero no encontraban más que obstáculos en el camino. ¿No nos crees? En el momento de escribir esto podemos decir que son ya más de 100.000 personas las que están devorando sus tips y píldoras informativas en su perfil de Instagram.

Pero esto no es fruto de la casualidad, más bien es el resultado de dos años de intenso trabajo al que hay que sumar todo lo que ya venían absorbiendo desde su más tierna infancia. "Hemos estado vinculadas al mundo del vino desde que nuestros padres crearon, junto a otros amigos, una bodega en el Priorato hace 25 años. En nuestra casa ha habido mucha cultura del vino desde siempre, recuerdo estar desde muy pequeñas en los stand de ferias como la de Falset, de donde precisamente acabo de llegar hace unos días".

Nos lo cuenta Sofía (27) a escasas horas de presentar oficialmente, junto a Alba (30), su primer curso de cata online, del que te daremos todos los detalles más adelante. El caso es que pasaron los años y ambas se desvincularon de ese mundo para centrarse en crecer profesionalmente dentro de la consultoría estratégica y tecnológica, llegando a trabajar ambas para grandes compañías del Ibex 35.

alba y sofía atienza, de lacrima terrae
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Pero en 2020 llegaría la pandemia, justo cuando la empresa de sus padres había decidido dar el salto hacia lo ecológico (con su correspondiente rebranding), y las hermanas Atienza decretaron que era la oportunidad idónea para arrimarse a la bodega familiar y, de paso, echar un cable en lo relativo a la comercialización de sus vinos.

El siguiente paso, nos desvela Sofía, sería hacer lo propio con otras referencias: "Nos dimos cuenta de que para crear una estructura necesitábamos incorporar otras bodegas, y así fue como nació Lacrima Terrae, que empezó siendo una tienda online de vino ecológico". A lo que Alba añade: "Más tarde empezamos a buscar respuestas para muchas preguntas que nos surgían y el e-commerce se terminó transformando en una plataforma de divulgación para acercar el mundo del vino de una manera sencilla y práctica".

Y así fue como nació una plataforma que se desmarca del resto por su carácter 100% práctico. “También es verdad que a la gente le empezó a gustar mucho más este nuevo enfoque y que a nosotras no se nos daba muy bien lo de vender vinos", matiza entre risas Sofía antes de que Alba nos confirme que su experiencia profesional anterior tampoco ha sido en balde: "Sí que aplicamos mucho de lo aprendido en el mundo de la consultoría al proyecto de Lacrima Terrae, sobre todo en lo relativo a la forma de comunicar y cómo construir los discursos".

Papá, mamá, queremos ser creadoras de contenido

Aunque durante un tiempo tuvieron la posibilidad de combinar sus trabajos (de verdad) con esta nueva -pero creciente- pasión, estaba claro que iba a llegar el momento de tener que elegir. Y ellas lo tuvieron muy claro a la hora de decantarse, pero los que no terminaban de verlo, como casi siempre suele ocurrir en estos casos, fueron sus padres.

Nos lo cuenta Alba: "Al principio se sorprendieron porque no deja de ser un cambio muy drástico, ten en cuenta que ellos ni siquiera tenían Instagram por aquel entonces y no sabían qué hacíamos exactamente, pero con el tiempo se han terminado dando cuenta de todo el valor que tiene lo que hacemos". Y Sofía remata aportando su punto de vista: "Yo creo que sí fue un poco shock, ya teníamos nuestras carreras en el mundo de la consultoría relativamente encaminadas, no venimos de un entorno especialmente emprendedor… ¡Así que dio mucho vértigo! Pero ver ahora que nuestro padre ha pasado de ser un completo escéptico a un fan incondicional nos da mucha confianza".

sofía y alba atienza, de lacrima terrae
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Entendemos que sus padres vieron lo mismo que vemos el resto de los mortales en estas dos talentosas hermanas. Que son capaces de comunicar sobre vino de una manera fresca, espontánea, directa y, lo más importante, para todos los públicos. Según Sofía, gran parte del secreto de su éxito estaría aquí: "Elegimos muy bien los mensajes, evitamos los tecnicismos… Dedicamos mucho más tiempo a preparar los guiones que a grabar las piezas, en realidad el formato que ofrecemos en Instagram es muy sencillo. Lo que intentamos es captar tu atención durante 30 o 40 segundos para, en lugar de decirte qué son los taninos, explicarte por qué es importante conocerlos, etc".

Otro de los pilares sobre los que se sustenta la excelente acogida que está teniendo Lacrima Terrae tiene que ver con la relación que consiguen crear con los miembros de su comunidad: "Nos encanta estar en contacto con nuestros seguidores, intentamos responder a todos los que nos escriben e interactuamos con ellos. Gracias a las encuestas que estamos lanzando nos hemos enterado de cuáles son sus inseguridades o por qué han empezado a seguirnos. También esto ha sido clave para darnos cuenta de que lo que demandaban era un curso de cata online en el que no se perdiera la parte experiencial (por eso enviamos las muestras de vinos) y que permitiera a la gente poder hacerlo independientemente de dónde se encontrasen y a su propio ritmo".

¡Hora de catar!

Ahora que ya las conoces y sabes cómo se las gastan las Atienza, lo mejor es que te contemos en qué consiste ese curso de cata que acaban de estrenar y que ya estás tardando en conocer. Lo primero que debes saber que hicieron un piloto con 20 de sus seguidores y que el feedback que les dieron fue tan positivo que no se lo pensaron dos veces. Como buenas consultoras de raza, optimizaron aquello que era susceptible de ser mejorado y montaron la versión definitiva que es la que está ahora mismo disponible en su web (desde 79,70€).

alba y sofía atienza, de lacrima terrae
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Cuando le preguntamos a Alba por el perfil del alumnado, lo tiene claro: "La mitad de las personas que se están apuntando tienen cierta inquietud por el mundo del vino, lo toman en restaurantes pero aún no saben bien cómo abordarlo; el resto son winelovers que sí están ya más metidos en este mundo, son de los que organizan sus viajes en función de las bodegas que van a querer visitar".

A lo que Sofía añade: "También nos ha escrito gente que ya tenía una base y que, a posteriori, nos comenta que le ha venido muy bien para refrescar y para poder, por ejemplo, ponerle nombre a las sensaciones que tiene cuando toma determinados vinos, cosas que no se había parado a pensar hasta ahora".

Pero lo más importante de todo, independientemente del nivel con el que entres al curso, es que seas capaz de dejar a un lado las vergüenzas y te atrevas a preguntar todo lo que se te pase por la cabeza. De esas inseguridades no se escapan ni siquiera ellas, de hecho Sofía se acaba de poner colorada: "A veces publico cosas en Instagram con miedo a ser juzgada porque nos siguen muchos sumilleres y temo que puedan llegar a pensar que no tengo ni idea" (risas).

La prueba definitiva para que te decidas

Si a estas alturas aún te surgen dudas con respecto a dar o no el paso para convertirte en una más de sus followers, no te preocupes. Les hemos pedido que nos describan las situaciones más comunes que se suelen encontrar cuando una aspirante a winelover se cruza en su camino y, con una sonrisa enorme, han accedido a echarte un cable.

Así que si alguna vez has dicho alguna de estas frases que te presentamos a continuación, o has actuado de manera muy similar a las que nos describe la menor de las hermanas, no te lo pienses más. Tienes que dejarte en sus manos cuanto antes y empezar a vivir estas experiencias de otra manera. Aunque ahora te parezca increíble, poder disfrutar del vino es algo que también está a tu alcance.

-Yo no tengo ni idea: "Esto ocurre muy a menudo, lo de no lanzarte a probar por miedo o desconocimiento. En este mundo hay una barrera creada que tiene que ver con el sentirnos juzgadas. Si te fijas, la mayoría de la gente cuando va a un restaurante y tiene que elegir una botella lo primero que quiere dejar claro es que no quiere asumir esa responsabilidad. Yo creo que nos han hecho pensar que debemos tener unos conocimientos para poder beber, pero si no te animas a probar cosas por tu cuenta esto nunca lo vas a poder desarrollar".

-Póngame éste (el segundo más barato de la carta): "Esto va ligado a lo anterior. A menudo ocurre que entramos en un círculo vicioso que nos lleva a deducir que, como no vamos a poder apreciarlo porque no tenemos los conocimientos, no compensa que paguemos un precio equis por ese producto. Y al final lo que hacemos es elegir el segundo vino más barato de la carta, pongamos de 21€, porque tampoco es plan de quedar como unos cutres optando por el más barato de todos, el de 18€. Ese no puede ser el criterio".

-Mejor, póngame una caña: "El mundo del vino está muy atomizado, no como el de las cervezas, en el que todo el mundo conoce a los cuatro líderes. Referencias, bodegas, regiones,… Todo esto abruma y la gente de a pie no sabe por dónde empezar. Durante mucho tiempo no se ha puesto interés en ponerlo fácil porque el ego de muchos profesionales les ha llevado a preocuparse más de mantener a salvo su autoestima. Son los que se jactan de saber algo que otros no saben, eso les hace sentirse muy superiores".

-Yo prefiero un blanco: "Es una de las creencias más extendidas. Casi todas mis amigas piensan que es más suave y más fácil de beber, pero realmente dentro de los blancos los hay afrutados y fresquitos, pero también con muchísima crianza que son tan potentes como determinados tintos. Este tipo de mitos también suponen una barrera que no facilita el consumo de vino para los no iniciados".

alba y sofía atienda, de lacrima terrae
D.R.

Con qué vino empezar

Vaya por delante que no es una pregunta nada fácil, pero no podemos dejar escapar la oportunidad de preguntarles a las responsables de Lacrima Terrae por algunas recomendaciones que les hayan sorprendido últimamente y que nos puedan ayudar a iniciar ese acercamiento en dirección al temido mundo vinícola.

Y, como de costumbre, las dos se lanzan a lo loco. "Los primeros que se me vienen a la cabeza son los 15 Montsant que he catado este finde en la feria (risas), pero creo que las Garnachas son una muy buena opción para adentrarse. También los Mencías gallegos, como Ruxe Ruxe (de Ribeira Sacra), que es muy ligero y accesible".

Dejamos que la interrumpa Alba: "Justo estoy viendo en esa estantería (estamos en Vinology) los vinos de Península. Conocemos bien las bodegas y podemos recomendar Mayela, que es un vino fácil. Si nos vamos a blancos, pues Ossian y su hermano pequeño Quintaluna, aunque no me gusta nada usar ese concepto porque es un gran Verdejo. Y, por supuesto, de la DO Ribeiro rescatamos O Pequeño Meín y O Gran Meín".

Rematamos, ahora sí, la faena con algunos generosos que podemos confirmar que también merecen mucho la pena y que la mayor de las hermanas Atienza lleva en lo más profundo de su corazón: "Los vinos de pueblo de Alvear, que tienen un poco de crianza bajo velo pero no llegan a ser un Fino, están brutales y son un paso previo a otros generosos más complejos como el Amontillado, la Manzanilla o el Palo Cortado".

Imprescindibles en una vinoteca
Decantador de Vino
Headshot of Jesús Rojas
Tras una fructífera etapa dentro del periodismo musical, Jesús Rojas descubrió hace años que podía hacer lo mismo con su otra gran pasión: la gastronomía. Desde entonces, este amante de los vinos generosos y del buen producto que disfruta indagando en las historias que hay detrás de cada plato, ha colaborado con varios medios especializados.