Sí, lo sabemos. El congelador es una herramienta imprescindible en cualquier cocina que, además de permitirnos mantener los alimentos por más tiempo, nos ayuda a organizar mejor nuestro día a día, aprovechando al máximo un día entre fogones. Sin embargo, no todos los alimentos permiten este proceso de conservación bajo cero, ya sea por la pérdida de agua que supone, el cambio en su sabor o en su textura, o incluso que ven alteradas o pierden sus características esenciales o su estructura biológica.

Otro aspecto a tener en cuenta es el estado de los alimentos, ya que estas recomendaciones pueden variar en caso de que sean frescos, cocidos o hayan estado previamente congelados. En este último caso, al descongelar una vez un alimento, se reactiva la actividad de los microorganismos, que reinician su deterioro y multiplican los patógenos peligrosos. Recongelar supone hacerlo con más patógenos de lo conveniente, ya que las temperaturas bajo cero no eliminan su riesgo, sino que paraliza su multiplicación.

Por todo esto, vamos a darte todas las claves que necesitas, en este caso para no errar en su uso con los alimentos que nunca deberías poner "bajo cero". Vamos con la lista de los ocho alimentos principales -de andar por casa- que no deberías congelar nunca.

Patatas en cualquiera de sus versiones

plato de patatas guisadas
Cultura RF/BRETT STEVENS

Lo más importante a saber a la hora de querer congelar patatas es que su conformación biológica rechaza la congelación. Y lo es por dos razones principales que nos llevan a apuntar dos clases de alimentos en esta lista: su alto contenido en agua y el almidón que tiene. Se trata de dos características incompatibles con mantener este ingrediente bajo cero y que se mantenga en buen estado.

Sin embargo, comerse una patata congelada no nos va a afectar a nivel de salud, ya que no es peligroso. Lo que sucede con las patatas congeladas es que pierden sabor, se vuelven harinosas y frágiles, y pierden su característica textura. Por este motivo, es mejor que la agregues a tus guisos una vez los hayas descongelado, evitando así que perjudique al total de tu receta.

Huevos frescos o cocidos (ni recetas que los contengan)

bowl de ramen con fideos, carne y huevo
ADX Collections

Al tratarse de un alimento líquido “encerrado” en su cáscara, el riesgo inicial de introducir un huevo bajo cero es que, al expandirse por el proceso de congelado, puede reventar.

Por otro lado, al estar compuesto por grasas y líquidos, la congelación hace que pierda gran parte de sus características organolépticas, incluyendo que enrancie y pierda, así, su sabor y olor originales. Por lo que ni congelar huevos, ni congelar cualquier elaboración que los contenga. La mejor manera de consumirlos es frescos, y si son de corral, ¡mejor que mejor!

Queso y otros productos lácteos (a excepción de la mantequilla y la nata montada)

distintos tipos de queso
Manny Rodriguez

Al igual que los huevos, los lácteos es mejor consumirlos frescos. En el caso de los quesos, si son de pasta dura, perderán su consistencia al congelarlos. Es posible hacerlo si lo envolvemos en papel film sin nada de aire, pero su nuevo uso únicamente nos permitirá que sea para añadirlo a recetas o salsas que vayamos a cocinar.

En cuanto a las variedades de pasta blanda, mantenerlos bajo cero hará que pierdan toda su esencia, textura y, en la mayoría de los casos, su sabor.

La leche es otro producto que conviene no congelar. ¿El motivo? Al hacerlo, su parte líquida y su parte grasa se separan, convirtiéndose en un alimento granuloso a la hora de descongelarlo, que nunca recuperará su textura original y que, en la mayoría de los casos, sobre todo cuando tiene mucha grasa, tiende a enranciarse por perder sus características organolépticas.

En cuanto al yogur, el mayor riesgo que corremos al congelarlo es que se corte, produciendo así una variación en su suave textura y, por supuesto, en su sabor. Al igual que la leche, esto empeora cuanto más graso sea.

Pasta y arroz (así como cualquier alimento con alto contenido en almidón)

plato de pasta fettuccine
Westend61

El almidón es uno de los peores componentes en cuanto a comportamiento a la hora de congelar, por lo que cualquier alimento que lo contenga en un porcentaje elevado se convierte en mal candidato para hacerlo. Entre ellos, por supuesto están la pasta y el arroz, aunque en este segundo caso existen excepciones, como hacerlo justo después de cocinarlo y con un chorrito de aceite, en el caso del arroz blanco.

Sobre la pasta, se trata de un alimento que no permite ser congelado de ninguna manera, ya que sus propiedades se ven altamente alteradas.

Tomate, lechuga y otras verduras de hoja verde que queramos consumir en crudo

tomates
Ania Lamboiu / 500px

Bien, aclaremos. Podemos congelar aquellas verduras que vayamos a utilizar para guisos, cremas y otras elaboraciones (calabaza, calabacín, judías verdes, guisantes…), pero no las que queremos consumir en crudo. La razón es sencilla: a pesar de que no veremos gran diferencia en sus texturas una vez las descongelemos, pierden las características esenciales y las propiedades que tienen cuando están frescas, la razón más importante por la que las consumimos de esta manera.

Alimentos ricos en grasa

plato de jamón ibérico
Westend61

Mal sabor, mal olor, pérdida de consistencia y, en el peor de los casos, enranciarse. Esto es lo que sucede con la grasa cuando la congelamos, así como a cualquier alimento que la tenga en considerable medida. Si queremos hacerlo, debe ser en envoltorios bien herméticos que permitan que el frío afecte lo menos posible a sus partes más grasas. En el caso del jamón, por ejemplo, conviene eliminar al máximo toda la zona blanca para evitar que se perjudique la zona magra.

En caso de carnes preparadas, como hamburguesas o salchichas, sí es posible mantener algo de grasa en ellas

Elaboraciones fritas

boquerones fritos
AegeanBlue

Ricos en grasa, los alimentos fritos son otra de las elaboraciones que no deben mantenerse bajo cero durante días. Tanto su sabor como su olor, así como su textura, se modifican, quedando blandos e insípidos, perdiendo así toda su gracia.

Mayonesa y otras salsas emulsionadas

salsa mahonesa
Olga Repkina / 500px

Las salsas caseras, además de deliciosas, sin muy delicadas y no deben casi ni mantenerse un par de días en la nevera. Esto se debe a los componentes que tienen (generalmente huevo, leche o nata, harinas…) que no permiten su congelación ya que pierden textura, propiedades y sabor.