¿Qué tiene la calle Barquillo para estar tan de moda? En pleno barrio de Justicia, esta calle se ha convertido en el epicentro del buen gusto, los restaurantes top y el picoteo con clase en Madrid. No es para extrañarse, porque estamos seguras de que se va a convertir (si no lo ha hecho todavía) en la nueva calle foodie.

Aquí conviven propuestas como el recién estrellado Chispa Bistró o Raza, el paraíso de los carnívoros. Pero también La Martinuca, donde comer deliciosas tortillas de patata, Cora Gelato o Petra Mora, la tienda delicatessen donde siempre pico algo (los quesos y carnes son de otro nivel). Y ahora llega Roostiq Bar para terminar de elevar el listón. Una apertura que huele a éxito y que trae todo lo bueno de Roostiq, pero con un giro: el universo líquido.

Roostiq Bar: el nuevo punto de encuentro donde se come bien y se bebe aún mejor

Todo empezó con un horno y un tomate. Cuando Zoilo Álvarez abrió Roostiq en 2018, la idea era sencilla: ofrecer producto excelente, sin artificios, y cocinarlo con mimo. Ese primer local en la calle Augusto Figueroa revolucionó el concepto de comer bien en la capital. Entre sus pizzas al horno de leña, los famosos torreznos ahumados y su tomate 38 (cultivado en sus fincas de Ávila), se fue ganando el corazón de los madrileños. Después llegó Marbella, y ahora el círculo se completa con Roostiq Bar, su proyecto más personal y, quizá, el más divertido.

bar
Roostiq Bar

El concepto es de lo más cosmopolita, con un local donde el interiorismo, obra del estudio Astet, es la guinda del pastel. Han logrado un ambiente que combina elegancia y calidez, con una zona de mesas bajas y con la cocina a la vista al final del local y una barra que pide a gritos que te sientes a probar un buen borgoña o uno de los cócteles que quieren hacer famosos.

Un homenaje (en clave chic) al bar de toda la vida

Para esta nueva aventura, Zoilo lo tenía claro, porque este espacio nace de su amor por los bares de siempre, esos donde el tiempo se detiene y todo fluye entre una buena copa y un bocado. Pero, como él dice, “es lo que nosotros entendemos por un bar”, un concepto actualizado, con toda la esencia de Roostiq y un protagonismo absoluto para el universo líquido.

three cocktails in elegant glasses on a plain background
Roostiq Bar
glass of a reddish beverage topped with herbs
Roostiq Bar

Si eres amante del vino, prepárate: la carta tiene 700 referencias cuidadosamente seleccionadas. Los borgoñas y los champanes son las estrellas, y no es casualidad. Zoilo ha recorrido Francia, aprendiendo de bodegueros y confirmando lo que ya sospechaba: el champán es el mejor compañero de mesa. Aquí puedes brindar con etiquetas como Dom Pérignon, Krug o un Moët & Chandon bien frío, aunque también encontrarás joyas nacionales en materia de vinos, como una vertical de Vega Sicilia o referencias como Viña Tondonia o Allende.

bar with shelves of liquor bottles
Roostiq Bar

Y si lo tuyo son los cócteles, no te quedarás con las ganas. Gabriel González, el Bar Manager, ha diseñado una carta de más de 100 -sí ¡100!- combinaciones que son pura magia líquida. Desde clásicos como el Dry Martini, hasta propuestas más frescas y sorprendentes como el Bloody Mary con tomate 38 (ese tomate de sus fincas) o el Seaside Martini.

Producto, brasa y ese toque Roostiq

Y si el buen beber estaba más que asegurado, tenían que crear una carta que estuviera a la altura. Aquí no hay trampa ni cartón: la filosofía sigue siendo la misma que en sus otros locales, con un producto de proximidad que proviene de sus dos fincas propias en Ávila.

sliced roasted meat arranged on a marble plate
Roostiq Bar

La carta está pensada para compartir y se divide en varias secciones que van desde entrantes y crudos hasta marisco al fuego y carnes a la brasa. Si eres fan de los clásicos de Roostiq, te alegrará saber que siguen ahí: los torreznos ahumados, finos y crujientes, son de esos platos que no tienen que estar sí o sí en cualquier comanda. Al igual que las croquetas de jamón de bellota y pollo de sus fincas o las ensaladilla de gamba blanca de Huelva.

seafood dish with creamy sauce and shrimp served on a white plate
Roostiq Bar

Las verduras y huevos ecológicos, directos de la huerta, también tienen su momento. No te pierdas los cogollos a la brasa con huevo frito de dos yemas y brioche tostado. Son un delirio. O también la ensalada César Roostiq con kale y pollo a la brasa y las alcachofas de Tudela, que primero confitan y luego pasan por la brasa.

cogollos a la brasa
Macarena Escrivá

El marisco y el pescado aquí pasan por el fuego: Gamba roja alistada la brasa, carabinero con huevo frito y patatas chips, calamarcitos salteados a la llama o rodaballo, son algunas de las opciones.

entrecote
Roostiq Bar

Y para opciones más contundentes, las carnes: Desde solomillo a rib eye o picaña de wagyu, pasando por el pollo Roostiq o pluma de bellota. Pero también hay novedades y esa es una parte de 'Bar Classics' donde están algunos de los platos que se van a convertir en objeto de deseo, como el Sando Bar, un sándwich de solomillo de vaca al fuego en pan brioche, que es pura fantasía, o la Burger Bar, con carne de buey gallego Cachena, torreznos, queso Comté y salsa bar. Vamos, todo lo que le pides a un bocado canalla.

sliced sandwich with preserved meat on a dark plate
Roostiq Bar

¿Guardamos hueco para el postre? Por supuesto. Raquel Álvarez, firma una sección de postres con varias propuestas irresistibles. La tarta de queso, un clásico que nunca falla, es pura cremosidad y viene acompañada de nata montada y licor de amaretto.

dessert in a glass bowl topped with crushed pistachios
Roostiq Bar

Si quieres algo diferente, prueba la milhoja de los lunes o el bikini de torrija. Y, si como yo, eres una loca del pistacho, el helado casero que preparan no te dejará indiferente...

Headshot of Macarena Escrivá
Macarena Escrivá es redactora de ELLE Gourmet. Estudió Historia del Arte y un Máster de Periodismo. ¿Quién le iba a decir que el arte le llevaría a la gastronomía? Llegó a Madrid, desde Valencia, hace más de una década. Desde entonces se dedica a comer, viajar, fotografiarlo todo y contarlo en diferentes medios especializados. Nunca dirá que no a una fideuà, a una tarta de queso o a montarse en un avión que le lleve a cualquier otra parte del mundo.