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Que se llame Café del Art no es baladí. Todo dentro de este rincón es fruto de un cuidado proceso artesanal; el acogedor interiorismo, la excelsa selección de cafés de origen, los baristas especializados en el tema, sus dulces caseros y hasta su ubicación en la castiza plaza de Cascorro desprenden tal encanto que esta cafetería se ha posicionado como una de las favoritas de madrileños y visitantes.
El espacio en sí ya es una invitación a la calma y al disfrute sin mirar el reloj: la luz anaranjada del otoño entra por los ventanales e ilumina un salón de corte 'vintage', que mezcla vegetación, lámparas retro y mucha madera. Si con eso ya apetece plantarse en la puerta ordenador en mano (porque sí, también se puede teletrabajar), la carta es la señal definitiva.
No solo presumen de algunos de los mejores cafés de especialidad de la capital, con granos de Honduras, Etiopía, Guatemala, Costa Rica, Kenia o El Salvador, sino también de diferentes técnicas para prepararlos: café infusionado manualmente mediante el método de goteo, café infusionado artesanalmente mediante el método de inmersión japonés, de filtro, con sifón o de máquina.
A la 'relaxing cup of café con leche' se le suman otros brebajes con casi el mismo número de adeptos, como el té 'matcha' (en varias y coloridas versiones) y bebidas vegetales con beneficios antioxidantes y relajantes, además de vinos naturales, cervezas y destilados.
Para acompañar la taza podríamos elegir cualquier de sus tostas saladas o postres artesanales (mención especial a los pasteles de nata), pero son sus cruasanes crujientes los que se han ganado un puesto estelar en los 'hits' de Café del Art. Simples, rellenos de jamón y queso para el equipo salado o de chocolate, mermelada y mantequilla para el 'team' dulce. Sea como sea, estos croissants de mantequilla al más puro estilo parisino se merecen más de una visita, convirtiendo esta cafetería en uno de los 'hot spots' de Madrid para cualquier momento del día.
Lucía Ruiz estudió Relaciones Internacionales y Comunicación y ahora continúa formándose con un Máster de Marketing de Moda. Escribe para aterrizar, para recordar, para existir. Es su manera de dar forma a la vida, de hacerla real. Por eso anota todo aquello que le hace feliz: la comida, los viajes y las nuevas experiencias no pueden faltar en la lista.
