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Con el frío instalado en nuestra vida, cada vez apetece más tomar cosas calentitas. Un café de especialidad, un guiso con fundamento o una sopa que temple el cuerpo y el alma. Y hay una sopa japonesa que es perfecta para estos días. Y no, no es la sopa miso, que aunque cargada de nutrientes, hay otra que la supera con creces: el ramen. Perfecto para el invierno, el ramen se erige como un plato reconfortante y, sobre todo, delicioso.
Aunque originaria de China, esta sopa milenaria se ha convertido en un emblema de la cocina japonesa. Todos conocemos la base del ramen: fideos de trigo a los que se suman caldo, brotes de bambú, huevo cocido, cerdo o pollo, setas... pero las opciones y variantes son casi infinitas. Su combinación de un caldo humeante, rico en sabor, y fideos al dente es un abrazo en forma de cuchara.
Este plato, consumido diariamente en Japón por su equilibrio nutricional, ha traspasado fronteras y conquistado las mesas de los foodies más exigentes. El secreto de su éxito radica en la complejidad de su caldo y el uso de Kansui, un agua especial que define el ramen como tal. Incluso la etiqueta de comerlo tiene su magia: sorber los fideos no solo los enfría, sino que potencia su sabor. Así que, si pruebas este manjar, recuerda ponerte el babero, no te cortes y entrégate al slurp.
Komainu
En el número 13 de la calle José Abascal se encuentra Komainu, un templo del ramen que se ha convertido en referencia en Madrid. Fundado por Aska Okumura y Gonzalo Ibáñez, este restaurante nació del anhelo de Aska por recrear los sabores del ramen callejero de su infancia en Harajuku. Tras meses de pruebas, lograron un caldo espectacular que combina ingredientes de la más alta calidad con un ingrediente especial: el amor por la cocina tradicional japonesa.
Entre sus creaciones destaca el Tonkotsu, originario de Kurume, con un caldo cremoso de huesos de cerdo y aves, fideos al dente, chashu de aguja y panceta, vegetales y un huevo marinado durante 24 horas. Añaden un toque patrio con un chashu especial de cabezada de lomo, que eleva aún más la experiencia. ¿Fan de los sabores más intensos? Su Kimchi Ramen es una maravilla gracias a la panceta de cerdo cocinada con kimchi, cebolleta y nori. También ofrecen una opción vegetariana con caldo de verduras cocidas a fuego lento, coronado con setas y zanahoria marinada. Y si buscas algo diferente, el Tantanmen, sin caldo, combina una salsa picante de guindilla y sésamo con carne picada de miso y huevo hilado.
La carta se complementa con entrantes como gyozas de kimchi o shiitake o un imprescindible, el kakuni. Se trata de un plato de panceta de cerdo cocinada durante 24 horas, lo que hace que quede espectacularmente tierna, que se acompaña con mostaza y cebolleta.
¿Y de postre? Daifuku (mochis artesanales) rellenos de sabores como yuzu o mango y unas tartas de queso impresionantes. Utilizan queso de la sierra de Madrid y las preparan tanto en versión con yuzu como en otra que incorpora té matcha. ¿Algo más? Su oferta incluye kits de ramen fresco DIY, que puedes preparar en casa en solo cinco minutos.
Ran Ran Tei
Ran Ran Tei es un secreto bien guardado entre los amantes del ramen más auténtico de Madrid. Este pequeño local en una esquina del Bernabéu, con una decoración sumamente sencilla, se centra en ofrecer una experiencia puramente gastronómica. Se hace el pedido en la propia cocina, donde oficia Uchida San, un japonés afincado en Madrid desde hace más de 30 años. Esperas, y te lo subes a la planta de arriba para disfrutar de un ramen que, a mi parecer, es sobresaliente.
Su especialidad es el ramen tonkotsu y este lo ha convertido en un verdadero maestro. Su caldo se prepara a base de soja y cerdo, que equilibra a la perfección la intensidad y la sutileza de sabores. Lo sirve con fideos que hace él mismo, chashu de cerdo, un huevo marinado que es pura delicia, alga nori, puerro y naruto.
Con este como base, prepara otras versiones, como la que incluye miso, otra con sésamo y sal, y una última con un toque de curry. Por si fuera poco, completa la oferta con unos entrantes deliciosos. Podrás pedir gyozas que son finas y jugosas, karaage (pollo frito japonés), yakitori, que son las famosas brochetas de pollo, o takoyaki de pulpo.
Chuka Ramen Bar
En la bulliciosa calle Echegaray, Chuka Ramen Bar se ha consolidado como uno de los lugares imprescindibles para los amantes del ramen en Madrid. Y este 2025 cumplen nada menos que diez años dando. Aunque sus fundadores, John Husby y Loreana Mauri, no son japoneses, han sabido captar la esencia de uno de los platos nipones por antonomasia.
Su carta es un festín de sabores que comienza con tapas japonesas como gyozas y bao buns, de los que tienen unos cuantos, como el famoso bao de panceta con kimchi de pepino, crujiente de cacahuete o el de pollo frito coreano con gochujang.
El protagonismo absoluto lo tienen sus ramen, de los que preparan tres opciones. El Shoyu Ramen, con un caldo de pollo y cerdo rico y equilibrado, se acompaña de noodles wavy, chashu de panceta, espinaca salvaje, bambú, brotes de daikon y huevo ajitama, mientras que el Tonkotsu combina noodles finos y rectos, chashu de panceta, setas oreja, beni shoga, col china, aceite de sésamo negro y huevo ajitama.
Tienen una tercera opción de tantanmen, la "versión japonesa de los noodles dan dan, nikumiso (carne picada), brotes de soja, hoja tatsoi y puerro frito", como ellos mismos explican. Y si quieres redondear la experiencia, prueba algún plato de temporada como el char siu ibérico de cerdo ibérico a la barbacoa cantonesa, manzana ácida, mostaza karashi, o sus postres, como el mochi donut o la tarta de chocolate con miso, que ponen el broche de oro a una comida memorable.