¿Cómo es posible que precisamente cuando las cadenas de gimnasio low-cost tienen precios más bajos que nunca y unas ofertas difíciles de rechazar, no paren de abrir centros de entrenamiento boutique cuyos precios solo son asequibles para unos pocos? Como en tantas áreas, la desigualdad está creando dos velocidades: el low cost frente al lujo. La fórmula de muchos de esos nuevos lugares se repite una y otra vez: durante los primeros días, invitan a determinados influencers para que prueben sus clases y así generen en sus seguidores la necesidad de acudir.

Porque quizás pagar miles de euros por ese precioso bolso soñado no sea posible, pero asistir a esa clase de Barre de 20 euros, sí lo es. Ese precio, por cierto, es bastante cercano a la mensualidad de un gimnasio low-cost, pero esos entrenamientos 'deluxe' se han convertido ahora en caprichos que al estar parapetados bajo el sello del bienestar, son vistos con menos prejuicios. Estos oasis del fitness están además decorados y ante todo, iluminados para deleitar a los que creen que para lucir hay que sufrir y que al hacerlo, hay que presumir de ello con una buena foto.

"Hoy el verdadero símbolo de estatus es poder decir: '‘Llevo un estilo de vida saludable"

“Creo que lo que hoy el verdadero símbolo de estatus es poder decir: ‘Llevo un estilo de vida saludable', porque esto aporta mucha energía y da libertad para explorar todos los aspectos de la vida”, dice a Business of Fashion Harvey Spevak, de los centros Equinox, que en mayo del año pasado lanzó una membresía que cuesta 40.000 dólares al año. El plan incluye análisis de sangre, un asesor de sueño y un nutricionista, además de acceso a los elegantes clubes del grupo, en los que entrenan los famosos.

"La salud y lucir bien son el símbolo del lujo por excelencia"

"Puedes comprar un bolso de Chanel, pero la salud y lucir bien son el símbolo del lujo por excelencia", decía Julia Klim, vicepresidenta de acuerdos estratégicos y desarrolladora de negocio de Equinox, a The Economist. “El gimnasio es el nuevo 'happy hour', el nuevo lugar de citas, el nuevo conector”, asegura.

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Netflix
El entrenamiento es el lujo lujo.

"Precisamente acabamos de abrir un nuevo local teniendo en mente la idea de que la gente cada vez socializa más entrenando. Por eso hemos puesto una barra en la entrada, un afterbar, porque en nuestro otro espacio se usaban tanto estos espacios que nos dimos cuenta de que había que ampliarlos. Aquí la gente se conoce y se va a tomar algo después. Se crean lazos a través del entrenamiento", dice a 'Elle' Michelle Mizes, CEO & Co-Founder de Concept Barre. "Vengo del mundo del marketing y conocí a María Barrientos, que era entrenadora. Decidimos crear este concepto porque faltaba algo así no solo en cuanto a metodología sino como un sitio que celebrara diferentes formas de ser. Soy súper fiestera, bebo, fumo y soy anti yogui, pero me gustaba entrenar y no tenía mi hueco. Tengo 37 y dos hijas, por lo que no salgo tanto de fiesta y esto se ha convertido de alguna forma en ese espacio en el que disfrutar con los demás", añade.

"Tener abdominales es ahora más sugerente que unos Christian Louboutin"

Si antes presumir de cochazo o de bolso era la forma de demostrar que la cuenta corriente había hecho unas buenas sentadillas, ahora lo es presumir de haber contratado un entrenador personal, ir a clases de Pilates, sacudir a sesiones de cycling que se parecen más a una rave que a un gimnasio y practicar barre. Tener abdominales es ahora más sugerente que unos Louboutin.

"Ningún esfuerzo por alcanzar la perfección física te traerá la seguridad que buscas"

Cuando Bella Hadid subió a sus redes sociales su rutina de belleza matutina, que superaba los 700 euros, quedó de nuevo claro que lo que ahora obsesiona a la gente es el bienestar y alcanzar su mejor versión… Sea lo que sea eso, por cierto. “Adherirse a estándares rígidos de salud y belleza no es saludable. La búsqueda incesante de esos estándares nos desmoraliza y perjudica. Ningún esfuerzo por alcanzar la perfección física te traerá la seguridad que buscas. No podemos encontrar seguridad dentro de sistemas inseguros y dañinos”, advertía Kelly Judd, creadora de contenido de bienestar, en TikTok.

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Celine
Mancuernas de Celine.

Pero el objetivo no es ya necesariamente alcanzar la silueta deseada (en tiempos de Ozempic, muchos consideran que es mejor un 'pinchacito' que unas mancuernas), sino abrazar ese sentido de pertenencia que se nos escapa de los dedos ante la epidemia de la soledad. No se trata ya de “ir al gimnasio”, sino de ir a una especie de club VIP del que presumir. No es de extrañar que Celine venda unas mancuernas de 2.000 euros de tan solo dos kilos...

"Estar en forma a los 40 sí que es un símbolo de estatus"

“Estar en forma con 20 años no es algo impresionante. Entonces tienes tiempo, energía y las hormonas están de tu parte. Estarlo a partir de los 40 es un inmenso símbolo de estatus. Quiere decir que eres capaz de conciliar la vida familiar, laboral y otras responsabilidades mientras priorizas tu cuerpo”, dice en X Dan Go, coach de bienestar de emprendedores. Porque para entrenar de forma óptima no solo se necesita dinero sino ante todo, algo que no se puede comprar: tiempo.

Celebridades como Kim Kardashian alardean de tener unas agendas tan ocupadas que necesitan que sus actividades de auto cuidado tengan lugar cuando el resto del mundo duerme, pero no se conforman ni mucho menos con tener una elíptica en casa, sino que contratan a entrenadores personales a los que pagan extra por su disponibilidad al margen de los horarios habituales. “No hay excusa”, dicen los amantes del fitness. Los que convierten los entrenamientos en algo de lo que alardear saben que lo que sí hay es un precio.

"Quemar calorías termina por ser lo de menos cuando lo importante es quemar la tarjeta"

El poder del fitness y del bienestar es que quien invierte en ellos no se siente tan culpable como quien se compra un bolso de miles de euros, por lo que lejos de ser un placer culpable, se convierte en un placer merecido. Por eso hay quienes compran en los supermercados Erewhon y no titubean en comprarse un smoothie de 20 euros de la cadena con tal de poder subirlo a las redes. Porque en el universo fit 3.0 se suda, de acuerdo, pero ante todo, se presume y se gasta. Quemar calorías termina por ser lo de menos cuando lo importante es quemar la tarjeta... Y no de forma silenciosa.