A partir de los 50 es fundamental priorizar los controles de salud. Y es que, a partir de esta década es posible que tengas más problemas de memoria, aumente el riesgo de osteoporosis e incluso cardiovascular (sube la presión arterial, el peso, el azúcar en sangre, el colesterol…).

    “A partir de los 50 años, el cuerpo comienza a reflejar los efectos acumulativos de décadas de hábitos de vida, predisposiciones genéticas y exposición a factores de riesgo. Puede que nos sintamos bien, pero esta etapa de la vida suele marcar el punto en el que emergen o se agravan patologías que llevan años gestándose en silencio”, advierte Alfonso Galán, experto en medicina antienvejecimiento de Neolife.

    Sin duda, es momento de ir un pasito más lejos en nuestras pruebas médicas. “Estas nos proporcionan una visión integral del estado de salud actual y permiten detectar problemas antes de que se manifiesten. Son clave para entender si hay desequilibrios hormonales, deficiencias nutricionales o posibles alteraciones metabólicas”, asegura el doctor Santiago Palacios, experto en menopausia, y fundador y director de Clínica Palacios.

    Resumiendo: es un momento idóneo para actuar de manera proactiva y prevenir complicaciones que podrían comprometer nuestra calidad de vida.

    Qué se busca exactamente con las pruebas que debes realizarte a partir de los 50

    “Identificar factores de riesgo, diagnosticar enfermedades silenciosas (como diabetes, anemia o alteraciones hormonales) y optimizar los hábitos de salud para prevenir futuros problemas”, resumen el doctor Palacios.

    Hay dos conceptos clave que explican la importancia de estas pruebas: “La prevención, para detectar posibles alteraciones antes de que se conviertan en problemas mayores. Y el tratamiento precoz, que permite abordar cualquier hallazgo de forma inmediata, mejorando el pronóstico y evitando complicaciones a largo plazo”, añade el Dr. Palacios.

    Pruebas diagnósticas para saber cómo estás

          • Análisis de sangre, orina y heces: hay que hacer un análisis de la situación, una ‘valoración de daños’ por decirlo de alguna manera. “Las analíticas de sangre y orina son el primer paso para diseñar un plan de salud personalizado. Son analíticas muy completas donde obtenemos valiosísima información acerca del estado nutricional, metabólico, hormonal, función renal y hepática, inflamación y enfermedades presentes no diagnosticadas”, detalla Alfonso Galán. Por su parte, el análisis de orina y el estudio de heces también juegan un papel importante: “El análisis de orina ayuda a detectar infecciones, problemas renales o metabólicos. Y el estudio de heces puede identificar problemas digestivos, inflamatorios o infecciones, clave para el bienestar general”, detalla Santiago Palacios.

          Estas serían las pruebas fundamentales. Pero, dado que los principales culpables de la pérdida de años son la enfermedad cardiovascular y el cáncer, los expertos de Neolife recomiendan complementar con estas otras:

          • Ecografía de carótidas y rigidez arterial: “Permiten evaluar el estado de las arterias y el grado de aterosclerosis y rigidez que tienen”, detalla el experto de Neolife.
          • Score cálcico: se trata de un análisis más detallado que mide la cantidad de calcio en las arterias coronarias. “Está muy correlacionado con la cantidad de placa en las arterias que riegan nuestro corazón”, según Galán.
          • DXA: es el ‘Gold Standard’ para medir la composición corporal, grasa visceral y densidad ósea, según Galán.
          • Estudios relacionados con el cáncer: con el objetivo de buscar la presencia de un cáncer presente no conocido se pueden hacer, además, multitud de pruebas: “Marcadores tumorales, pruebas de imagen, endoscopias y pruebas de cribado en sangre o heces”, detalla Galán.

          Pruebas para saber cómo vas a estar

          Además de las pruebas convencionales, a partir de los 50 años es importante realizarse pruebas específicas que evalúen la salud ginecológica, mamaria y ósea. “Estas pruebas permiten identificar posibles problemas en etapas tempranas”, advierte Santiago Palacios.

          • Citología cervical: “Detecta cambios celulares en el cuello uterino, clave para la prevención y detección precoz del cáncer de cuello uterino, también conocido como cáncer de cérvix”, detalla el doctor Palacios.
          • Ecografía vaginal: “Evalúa la salud del útero, los ovarios y el endometrio, y nos ayuda a detectar patologías como quistes o miomas”, cuenta este experto.
          • Ecografía de mama: “Analiza el tejido mamario para identificar posibles lesiones o nódulos”, explica el Dr. Palacios.
          • Mamografía: es la prueba más eficaz para detectar precozmente el cáncer de mama, incluso antes de que sea palpable.
          • Densitometría ósea: mide la densidad de los huesos, y detecta la osteoporosis o el riesgo de fracturas.

          Este ya es en sí un completísimo estudio de la situación. Pero, si quieres ver un poco más allá hay otras pruebas, detalladas a continuación, que deberías considerar. “Queremos ver un poco más allá, predecir qué amenazas a nuestra salud tenemos en el horizonte y evaluar nuestro proceso de envejecimiento”, explica el experto de Neolife.

          • Estudio cronobiótico y de estrés oxidativo: “Analiza cómo funcionan nuestros ritmos circadianos, cómo segregamos la melatonina y si estamos acumulando estrés oxidativo, además del estado de nuestras defensas antioxidantes”, cuenta Alfonso Galán.
          • Mapeo genético: “Identifica predisposiciones a enfermedades crónicas (cardiovasculares, metabólicas y, sobre todo, cáncer) y permite personalizar la dieta, el cribado de cáncer, el ejercicio y la suplementación”, continúa Galán.
          • Pruebas de edad Biológica: la vida que llevamos y todo a lo que nos exponemos puede hacer que nuestras células cumplan años a un ritmo diferente de lo que dice nuestro documento de identidad. “Disponemos fundamentalmente de dos pruebas para ‘diagnosticar’ este proceso de envejecimiento: la longitud telomérica y los test epigenéticos. Tener estos datos marca mucho cómo debemos actuar para cumplir años en salud”, explica el experto.
          • Estudio de Microbiota: según Alfonso Galán el estudio de la microbiota intestinal es una herramienta casi fundamental dentro de la Age Management Medicine. Y es que, la microbiota (que comprende los billones de microorganismos que habitan en nuestro intestino), desempeña un papel importante en numerosos procesos biológicos que influyen en la calidad de vida y el envejecimiento saludable.

          A partir de todas estas pruebas, los profesionales de la salud contarán con una información valiosísima para valorar tus necesidades y conveniencia de Terapia Hormonal Sustitutiva, dieta, suplementación y ejercicio, de una manera súper personalizada.

          Terapia Hormonal Sustitutiva para mantenerte joven a partir de los 50

            La THS reemplaza las hormonas que disminuyen con la menopausia (como estradiol, estrógenos, progesterona, testosterona) para aliviar síntomas y prevenir efectos a largo plazo, como osteoporosis o enfermedades cardiovasculares”, explica el doctor Santiago Palaciones. Pero no solo éstas.

            “Optimizar los niveles de otras hormonas como las tiroideas o la dehidroepiandrosterona, producida en las glándulas suprarrenales, es muy importante también, aunque sea menos del dominio público”, añade Alfonso Galán.

            En general, la THS está indicada en mujeres con síntomas significativos de menopausia que afectan a su calidad de vida (sofocos, insomnio, sequedad vaginal) y en aquellas con riesgo de osteoporosis.

            En concreto, “va a mejorar el estado de ánimo, el sueño, la libido, la densidad ósea, la energía, la vitalidad, la voluntad, la composición corporal (más músculo, menos grasa), y el estado y aspecto de la piel. Además de prevenir el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, cáncer y enfermedades neurodegenerativas (Alzheimer y Parkinson)”, enumera el experto de Neolife.

            Eso sí, está contraindicada en mujeres con antecedentes de cáncer hormonodependiente, trombosis, enfermedades hepáticas graves o ciertas patologías cardiovasculares. “Mejora la calidad de vida al reducir síntomas menopáusicos, protege la salud ósea y cardiovascular, y promueve un envejecimiento más saludable”, asegura el doctor Palacios.

            Algo más: en el caso de Neolife emplean hormonas bioidénticas. “Es decir, iguales que las que nuestro cuerpo ya no produce o no produce bien”, aseguran.

            Dieta mediterránea variada para mantenerte joven a partir de los 50

              Lo idóneo a partir de los 50 es hacer una dieta antiinflamatoria, que ayude a controlar el peso y reduzca el riesgo de enfermedades crónicas. Es decir, “hay que hacer una dieta rica en vegetales, frutas, legumbres, cereales integrales y frutos secos. Y complementarla con fuentes saludables de proteínas, como el pescado, el tofu y los huevos. Además de productos ricos en calcio”, aconseja el Dr. Palacios.

              También hay que apostar por grasa saludables: “Priorizar fuentes de grasas insaturadas como el aceite de oliva virgen extra, el aguacate y los frutos secos protege el corazón, reduce la inflamación y aporta nutrientes esenciales para el cerebro y las articulaciones”, añade Alfonso Galán.

              Y no hay que olvidar realizar una hidratación adecuada: “Una buena hidratación es clave para el funcionamiento óptimo de todos los sistemas del organismo, especialmente para la piel, articulaciones y sistema cardiovascular”, según Galán.

              Y en cuanto a lo que evitar: “Los azúcares y alimentos procesados favorecen la inflamación crónica y alteran el equilibrio de la microbiota, incrementando el riesgo de enfermedades metabólicas y cardiovasculares”, advierte Galán.

              Suplementación para mantenerte joven a partir de los 50

              • Omega 3: “Los ácidos grasos esenciales Omega-3, como el DHA y el EPA, no se producen en el cuerpo y su consumo suele ser insuficiente a través de la dieta, especialmente en personas que no consumen pescado regularmente”, advierte el experto de Neolife. Tomar un suplemento: “favorece la salud cardiovascular (porque reduce los niveles de triglicéridos), reduce la inflamación y protege la función cognitiva”, detalla Santiago Palacios.
              • Vitamina D:A partir de los 50 años, la síntesis de vitamina D por la piel disminuye, especialmente en personas con poca exposición solar o de mayor edad, aumentando el riesgo de deficiencias”, advierte Alfonso Galán. Tomar un suplemento: “Mejora la salud ósea (favorece la absorción de calcio y previene la osteoporosis) y muscular, y fortalece el sistema inmunológico”, según el doctor Palacios.
              • Magnesio:Con la edad, la absorción de magnesio disminuye, y los niveles suelen ser más bajos debido a dietas deficientes o al uso de ciertos medicamentos”, asegura Galán. Tomar un suplemento: “Es esencial para la función muscular, ósea y nerviosa, además de prevenir calambres y fatiga”, asegura este experto.
              • Coenzima Q10: “A partir de los 50 años, la producción endógena de coenzima Q10 (potente antioxidante) disminuye significativamente, lo que puede afectar los niveles de energía y la salud cardiovascular”, según Galán. Tomar un suplemento: “Apoya la función mitocondrial y combate el estrés oxidativo, clave en el envejecimiento celular”, añade Palacios.

              Qué ejercicios hacer

                Según el Dr. Palacios: “Realizar al menos 30 minutos de actividad moderada al día, combinando ejercicio aeróbico con fuerza 2-3 veces por semana, es fundamental. También es ideal mantener un estilo de vida activo alcanzando una meta diaria de 10.000 pasos.” Y recomienda estos tres tipos de actividad física:

                • Aeróbico: “Actividades como caminar, nadar, montar en bicicleta, bailar o incluso sesiones de entrenamiento a intervalos de alta intensidad (HIIT) adaptadas son ideales. De hecho, el HIIT ha mostrado beneficios destacados en personas mayores, incluyendo la mejora de la capacidad cardiovascular, la sensibilidad a la insulina y la quema de grasa en menos tiempo”, aconseja Galán.
                • Fuerza: se recomienda el uso de pesas, máquinas de resistencia o ejercicios con el peso corporal, como sentadillas o flexiones, para mantener la masa muscular y la densidad ósea. “Es esencial para conservar la masa muscular y prevenir la sarcopenia, un proceso natural del envejecimiento que implica pérdida de fuerza y funcionalidad. Algunos estudios han demostrado que una buena masa muscular está asociada con un menor riesgo de enfermedades metabólicas, mayor longevidad y mejor calidad de vida en edades avanzadas”, asegura Alfonso Galán.
                • Equilibrio y flexibilidad: “El yoga, el pilates o los ejercicios funcionales ayudan a prevenir caídas y mejoran la movilidad articular, y mantienen la postura adecuada”, según el experto de Neolife.