Las investigaciones confirman que el 90% de los humanos respiramos de forma incorrecta, lo que supone un impacto directo en nuestra salud. Esto, en la práctica, se traduce en alergias, asma, apnea nocturna o ansiedad.

Hacemos una media de 22.000M respiraciones cada 24h, alternando el uso de las dos fosas nasales de manera inconsciente. Cuando inhalamos por la fosa izquierda el hemisferio derecho del cerebro es más dominante y se activan funciones creativas y emocionales. Al hacerlo por la derecha, se activan las facultades más analíticas racionales e intelectuales. Si en nuestro día a día pusiéramos más consciencia en ello, podríamos mejorar varios aspectos de nuestra salud y bienestar integral.

Las emociones modifican nuestra respiración, con un susto retenemos aire, el estrés acelera el aliento y la calma mental se traduce por una respiración tranquila. Re-aprender a respirar pasa por mejorar nuestra postura corporal, observar nuestros pensamientos y cambiar nuestras pautas de respiración.

Para eso en yoga practicamos Pranayama, el control de la respiración para regular la energía vital. Buscamos mejorar el flujo de aire para equilibrar el sistema nervioso y encontrar más calma y claridad mental además de aliviar tensiones, moderar la ansiedad y ampliar la vitalidad del organismo.