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Los suplementos son un pilar fundamental de la medicina antienvejecimiento y, debido a las carencias de nuestra falsa dieta mediterránea, cada vez más expertos aconsejan sobre tomarlos. Y más cuando pasa el tiempo.
“Con los años, nuestra absorción de nutrientes sufre, nuestras necesidades varían, tenemos más estrés oxidativo, el metabolismo se ralentiza, la inmunidad empeora, aumenta la inflamación... Es necesario conocer, medir y objetivar estas situaciones y ofrecer una suplementación personalizada”, aconseja Alfonso Galán, médico experto en medicina antiaging de Neolife.
Según este experto, hay cuatro suplementos muy importantes para las mujeres a partir de los 45 años. “A medida que envejecemos, la suplementación con Omega3, vitamina D, magnesio y CoQ10 puede ofrecer beneficios significativos para la salud, ayudando a prevenir enfermedades crónicas y mejorando la calidad de vida. Eso sí, si tomas por tu cuenta estas cuatro cosas, lo más probable es que no te estés equivocando, ya que, no todo el mundo las necesita todas ni en las mismas cantidades”, advierte el médico de Neolife.
De ahí que sea necesario acudir a profesionales especializados que puedan realizarte una correcta evaluación (medir tus necesidades tanto en sangre como dentro de las células) y plan personalizado.
Omega3
“Los ácidos grasos Omega3 son un tipo de grasa poliinsaturada esencial que el cuerpo humano no puede producir por sí mismo. Son cruciales para el funcionamiento del cerebro, la salud del corazón y la reducción de la inflamación”, describe Alfonso Galán. Se dividen principalmente en tres tipos: ácido alfa-linolénico (ALA), ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA).
“Los EPA y DHA son los más beneficiosos y se encuentran principalmente en fuentes marinas (pescado y marisco)”, apunta este experto. Lo puedes obtener de pescados grasos como la caballa, el salmón, el arenque, las anchoas, el atún y las sardinas. También de frutos secos, como las nueces; de semillas, como las de lino y chía; y de aceites vegetales, como el de linaza y canola.
¿Por qué tomarlo a partir de los 45? “A medida que envejecemos, el riesgo de enfermedades cardiovasculares aumenta (principal causa de muerte en el mundo occidental). Pues bien, los Omega3 han demostrado reducir el riesgo de eventos cardiovasculares, mejorar la salud cerebral y reducir la inflamación, lo cual es crucial para prevenir enfermedades crónicas”, asegura Galán. La suplementación sería especialmente beneficiosa si no consumes suficiente pescado en su dieta.
NeOmega3, de Neoactives by Neolife, mejora la salud cardiovascular, disminuye los triglicéridos e incrementa los niveles de colesterol bueno (HDL), además mejora el desarrollo neurológico y la vista.
Omega3, de Solgar, ha demostrado beneficios en la salud cardiovascular, cerebral y la reducción inflamatoria. Y ha sido purificado y refinado para eliminar el mercurio y los contaminantes de metales pesados.
Vitamina D
“Es una vitamina liposoluble. Es decir, solo soluble en grasa, que es vital para la absorción de calcio, la salud ósea, la función inmunológica y la reducción de la inflamación. Se produce en la piel en respuesta a la luz solar (aunque esta vía de síntesis es cada vez menos eficiente), pero también se puede obtener a través de la dieta y los suplementos”, detalla el experto antiaging.
La puedes conseguir a través del consumo de pescados grasos, como salmón, caballa y atún. También de productos fortificados, como leches y cereales. Y del hígado y la yema de huevo. Sin olvidar que la sintetizas tomando el sol todos los días unos 10-15 minutos sin protección solar.
¿Por qué tomarla a partir de los 45? “En primer lugar, con la edad, la capacidad de la piel para sintetizar vitamina D disminuye y, además, se hace muy complicado compaginar el evitar el fotoenvejecimiento y el cáncer de piel, con recibir el sol necesario para fabricar nuestra vitamina D en la piel", apunta el experto.
"En segundo lugar, la deficiencia de vitamina D está asociada con osteoporosis, debilidad muscular y un mayor riesgo de caídas y fracturas. De manera que, la suplementación puede ayudar a mantener unos niveles óptimos de vitamina D, mejorando la salud ósea y la función inmunológica”, añade.
La vitamina D3 de Natural Elements te ayuda a mantener también tus huesos y tus defensas, ya que contiene vitamina K2, esencial para el metabolismo del calcio.
Magnesio
“Es un mineral esencial que participa en más de 300 reacciones enzimáticas en el cuerpo, relacionadas con la producción de energía, la síntesis de proteínas, la función muscular y nerviosa, el control de la glucosa en sangre y la regulación de la presión arterial”, describe Alfonso Galán. Lo puedes obtener de verduras de hoja verde, como espinacas y acelgas. Algunos frutos secos, como las almendras y los anacardos, las semillas de calabaza, legumbres como frijoles negros y lentejas, y granos enteros, como el arroz integral y la avena.
¿Por qué tomarlo a partir de los 45? “El magnesio es crucial para la salud ósea (actúa en conjunción con la Vitamina D para ello), la función neuromuscular y la regulación de la presión arterial. A medida que envejecemos, la absorción de magnesio puede disminuir, y la deficiencia puede contribuir a problemas de salud como la hipertensión, la osteoporosis y la resistencia a la insulina. De manera que, la suplementación puede ser beneficiosa para mantener la salud cardiovascular y ósea”, según el experto de Neolife.
Magnesio Total 5, de Ana María La Justicia, con 5 fuentes de magnesio distintas, contribuye a mejorar el metabolismo, el funcionamiento del sistema nervioso y musculo-esquelético.
Magnesio + Vitamina B6, de Kobho Labs, incorpora el magnesio es un forma más biodisponibles (citrato de magnesio), y al ir acompañado de la vitamina B6, aumenta su absorción y utilización por parte de las células.
Coenzima Q10
“Es un antioxidante que el cuerpo produce naturalmente y que es esencial para la producción de energía en las células. También las protege del daño oxidativo, y juega un papel en el metabolismo energético”, apunta Alfonso Galán.
La puedes obtener de productos de casquería, como el hígado y los riñones. De carnes magras, como la de ternera y pollo. De algunos pescados grasos, como las sardinas y la caballa. Y de las nueces y los granos enteros (trigo sarraceno, avena, arroz, centeno y avena integrales, y quinoa).
¿Por qué tomarlo a partir de los 45? “Su producción disminuye con la edad, y su deficiencia se ha asociado con enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas. La suplementación puede mejorar la función mitocondrial (el funcionamiento de las centrales energéticas dentro de nuestras células), reducir el estrés oxidativo y mejorar la salud cardiovascular, especialmente en personas que toman estatinas -los fármacos más usados para bajar el colesterol- ya que estos medicamentos pueden reducir los niveles de CoQ10”, concluye Alfonso Galán.
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