Creo que es de las veces que más tiempo he pasado sin cortarme ni un sólo centímetro de pelo. Exactamente, 28 meses. Unos 850 días en un cálculo rápido y para nada preciso. La última vez que pasé por el sillón de la peluquería fue para matizar el color de mi tono natural e ir dejándolo crecer sin tener que teñirlo. La anterior, para unos retoques de las mechas balayage. Pero nada de tijera. Y la última vez que me lo corté, me hice un micro bob a la altura de la mandíbula.
Desde entonces, he probado muchas cosas, he dejado de usar y hacer otras tantas y sobre todo, me ha crecido MUCHÍSIMO. Para ser exactos, y ahora sí que hay precisión (metro mediante), me ha crecido en 28 meses un total de 31 centímetros. Para mí, mucho, porque el ritmo de crecimiento de mi pelo parecía que se había estancado. Pero nada más lejos de la realidad. Y voy a echarme unas cuantas flores. Creo que, en parte (sin desvirtuar para nada a los ritmos naturales de crecimiento), puede deberse a que he mejorado en mis hábitos capilares, mis rutinas y la elección de los productos, intentando adecuarme a mi pelo, a sus necesidades en cada momento y a las mías. Y he hecho una compilación de todo lo que he puesto en práctica, he usado y he dejado de hacer y usar en estos 2 años, para ayudarte en la tarea de dejarte el pelo largo y no sucumbir al corte de moda.
Todo lo que he usado para tener el pelo largo más saludable
Y también, todo lo que he dejado de usar. Porque ahí está la clave: en mantener un equilibrio. Si antes me pasaba con la cantidad de productos que usaba, ahora aplico la regla de oro: el menos es más. Es decir, afino en la búsqueda de productos (champús, sérums, mascarillas) y he sucumbido, por cierto, a uno nuevo: las vitaminas para el pelo. Y lo demás, dejar respirar al pelo sin tanto potingue. Lo que verdaderamente funciona.
Estas últimas han sido mi gran descubrimiento. Y es que he notado grandísimas diferencias entre las épocas en las que he estado tomando vitaminas para pelo y uñas, y las que no. ¿Mis favoritas? Las de Olistic Science, Moncho Moreno o Eiralabs.
Además, he cambiado de champús y tratamientos en función de la época. Por ejemplo, en verano, cuando apenas he tocado el secador cuando salía de la ducha, dejaba mi pelo secar al aire y mis rizos, han estado mas hidratados que nunca. ¿La razón? Que durante esta época utilicé uno de los mejores champús para pelo rizado que he usado jamás (y su acondicionador): Curl Manifesto, de Kérastase. Además, es súper hidratante y lo hizo perfecto en verano.
Pero cuando llegó el frío y el secado de pelo se hace indispensable para no caer en un catarro a la semana, también he cambiado de champú. Ahora, apuesto por champús ultra hidratantes, no me olvido del acondicionador y utilizo en cada lavado, mascarilla de aguacate en las puntas. La clave para no cortármelas.
Tratamientos post-lavado
Sin duda, antes de secar el pelo, los protectores de calor son buenos aliados para recubrir la fibra y protegerla del daño que pueda ocasionar el calor de secadores y planchas. Y aunque confieso que apenas uso planchas o tenacillas (lo seco con el secador y lo moldeo con mis manos, menos la parte del flequillo, en la que hago brushing), siempre recurro a un buen protector. Mi favorito, el de GHD, que huele increíble. Como su sérum de brillo para hidratar una vez que está seco, en medios y puntas.
Por las noches, no hay día que no me vaya a la cama sin aplicar un aceite capilar en medios y puntas. Al día siguiente, aparecen revitalizadas y cuidadas. Y ahora que está bastante largo, intento dormir con el pelo recogido suavemente con una goma estilo Invisibobble, para evitar el encrespamiento (además de usar fundas de almohada de seda, ¡que funcionan!).
Sí, he dejado de usar cosas. Entre otras, los champús de color y tintes semi permanentes en colores fantasía. A pesar de que no eran los mayores peligros en mi pelo, sí notaba que dejaban mucho más reseco el pelo. Así que me despedí del pelo rosa y del lavanda, con fecha indeterminada de vuelta.
Me oscurecí el pelo
Antes, lo llevaba bastante decolorado, pero la sequedad era tan evidente que no me quedó otra opción que oscurecerlo y pasar por un buen tratamiento de peluquería que lo mantuviera hidratado y protegido. Y este tratamiento, tiene nombre y apellido: la coloración demipermamente de Montibello. Un tipo de coloración con pH ácido que transforma el proceso de color, en todo un tratamiento con pH alcalino. Libre de oxidantes, amoniaco, es de origen vegetal y con actuación de 20 minutos. Y mi pelo, quedó como nuevo.
Ciao a los peinados que provocan tirantez
O lo que es lo mismo, los que pueden provocar alopecia por fricción, como las coletas y trenzas súper tirantes y pulidas. No los he desterrado del todo, sino que se quedan como opción MUY ocasional.
Fuera mini gomitas
En la medida de lo posible, también he dejado de usar las gomas para los peinados de tamaño mini. Y hay un motivo claro: terminan cortando el pelo. Y no queremos eso.
Peinados más relajados
Además de lucir el pelo suelto, recurro a peinados mucho más relajados para conseguir, además, un efecto moldeado. Coletas, semi recogidos con pinzas, coletas burbuja hechas con lazos o trenzas flojas que me dejan después unas bonitas ondas estilo surfer geniales.
Y ahí estamos, en la operación Rapunzel. Seguiremos informando.
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