Actuar ante las manchas cutáneas se ha convertido en una cruzada universal. En el universo beauty manejamos un principio (verificado en un estudio de la Universidad de Göttingen) y es que, a pesar de la mala fama que tienen las arrugas, son las máculas o el tono desigual del cutis los culpables de sumarte más años.

En el propósito de alcanzar una tez impoluta hay un claro chivo expiatorio: el sol. Y si bien es cierto que no se puede negar su autoría en el asunto, no es el único villano de la dermis. A los cambios hormonales, las consecuencias de las lesiones de acné, determinadas patologías… Se suma un potente enemigo (íntimamente relacionado) como es el estrés.

“Tanto el físico como el emocional, tienen un impacto directo en la piel. A nivel biológico, activa el eje HHA (hipotálamo–hipófisis–adrenal), elevando niveles de cortisol y adrenalina, lo que provoca inflamación, deshidratación, vasoconstricción y alteraciones inmunológicas”, admite la Dra. Ana Revuelta, médico estético y fundadora de la firma Renare.

Sin embargo, no es lo mismo un momento puntual de estrés que cuando situación se mantiene en el tiempo. Gema Herrerías, farmacéutica titular de A5 Farmacia en Sevilla y CVO-Fundadora de gh Gema Herrerías, reconoce que “el crónico genera una inflamación de bajo grado que puede tener efectos muy visibles: altera la función barrera de la piel, disminuye la producción de colágeno, favorece procesos inflamatorios y desajusta el sistema inmunitario cutáneo”.

La experta explica que el resultado es que, más allá de que se puedan empeorar ciertas patologías, puede aumentar la sensibilidad y que aparezcan rojeces, acné, signos de envejecimiento prematuro o pigmentaciones.

Los efectos de esta tensión interna en la piel se pueden resumir en:

  • Inmediatos. Tirantez, tono apagado, brotes de acné o dermatitis, pérdida de hidratación y un aumento de la sensibilidad que puede generar problemas con cosméticos que, habitualmente, toleras sin problema.
  • A largo plazo. Se ralentiza la renovación celular, se debilita la microbioma cutáneo y reduce la producción de fibras encargadas de sostener la tez. Así se muestra más fina, más reactiva, con arrugas prematuras, pérdida de firmeza textura rugosa y manchas irregulares.

En qué se relacionan el estrés sostenido y las manchas

La farmacéutica nos explica que la liberación de sustancias químicas que se producen en el mecanismo del eje HHA “es capaz de estimular indirectamente a los melanocitos, las células responsables de producir melanina y, este exceso de melanina es el que da lugar a las manchas”. Sobre todo “en pieles sensibles o ya predispuestas”, añade la Dra. Revuelta.

Además, la médico estético recuerda que el estrés crónico favorece la inflamación silenciosa (“inflammaging”) y aumenta el llamado estrés oxidativo de la dermis por lo que reduce su capacidad de autorrepararse, lo que potencia la hiperpigmentación postinflamatoria (manchas que aparecen tras un grano, pequeñas heridas o la propia exposición solar). Es decir, “que no solo favorecen la aparición de nuevas imperfecciones, sino que también complican su evolución”, apunta Gema Herrerías.

La farmacéutica añade que con el inflammaging se produce un círculo vicioso ya que produce un daño cutáneo que, a su vez, perpetúa esa inflamación lo que, con el tiempo, debilita la estructura y la función de la piel.

Cómo prevenir las manchas irregulares generadas por el estrés

Ambas expertas coinciden en que hay que abordar la situación desde un enfoque global, que incluya acciones internas y externas, como:

  • Trabajar por una gestión emocional y fisiológica. Es una prioridad para evitar que las máculas aparezcan o que se intensifiquen. La Dra. Revuelta apuesta por técnicas de relajación a través de la respiración, la meditación o el descanso profundo.
  • Alianza con ciertos complementos alimenticios con efecto adaptógeno. La farmacéutica enumera la rhodiola rosea o la ashwagandha, que ayudan a equilibrar la respuesta a la situación de alerta, reduciendo los niveles de cortisol y optimizando tanto el descanso como el estado de ánimo (no influyen directamente en la piel, “pero sí pueden mejorar afecciones como el melasma o el acné cuando están relacionados con el estrés emocional”). También destaca el magnesio ya que se trata de un mineral esencial que regula el sistema nervioso, optimiza la calidad del sueño, fortalece la función barrera y combate la inflamación.
  • Apostar por soportes cosméticos que regulen la inflamación y refuercen la capacidad de autorreparación de la tez. Desde Renare destacan ingredientes como la niacinamida (unifica, refuerza y calma), ciertos péptidos biomiméticos (actuán ante la respuesta inflamatoria), el ácido hialurónico (retiene el agua), algunos extractos botánicos como la centella asiática (antiinflamatoria) o el regaliz (despigmentante suave)… Que pueden trabajar en sinergia.

Cómo funciona un cosmético ante las manchas

Es complicado determinar el origen de una mácula cutánea (en caso de duda, ya sabes: consulta con un experto), así que lo prioritario es establecer una rutina 360º que incluya una reeducación de la piel y ciertos activos específicos.

Así, el plan diurno de Gema Herrerías comienza con una limpieza suave y el uso del contorno de ojos antes de añadir un sérum despigmentante con ingredientes como la niacinamida, el ácido tranexámico, la vitamina C o el ácido azelaico y derivados. Después, es el momento de aplicar una crema adaptada a tu tipo de tez que refuerce la función barrera y, por último, nunca (jamás) te saltes la fotoprotección.

Mención destacada merecen los fotoprotectores ya que, al margen de actuar sobre las radiaciones solares (busca los que aporten un factor alto y sean eficaces frente a los UVB, los UVA (de onda larga y corta), la luz visible y los infrarrojos A), deben contener: antioxidantes que refuercen su acción y combatan el estrés oxidativo, e ingredientes que velen por la salud de tu dermobiota (los microorganismos que habitan la piel y de cuyo equilibrio depende tu bienestar).

Para la noche, su consejo es focalizarte en “reparar, renovar y modular la inflamación”. Por lo que tras la doble limpieza, el uso del contorno de ojos y la aplicación de una loción exfoliante, apuesta por la rotación de tratamientos en función de tu nivel de tolerancia, Su propuesta incluye retinoides adaptados a ti (lunes, jueves y sábado), fórmulas despigmentantes con activos como el ácido azelaico, la niacinamida o el ácido tranexámico (martes y viernes) una exfoliación química adecuada (miércoles y domingo).