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Elizabeth Arden no sólo es una marca famosa por sus productos de tratamiento, también se ha consolidado como la firma de referencia de perfumes de uso diario. Sus fragancias han sido las de cabecera para muchas y, como tales, se les guarda fidelidad. Aunque su último lanzamiento nos ha hecho plantearnos esta lealtad que le teníamos a una de las fragancias más icónicas de la marca: White Tea.
Se la hemos olido llevar a nuestras madres, tías, primas y amigas. Hemos seguido sus pasos y nosotras mismas también hemos llevado durante largas temporadas ese perfume. Pero ahora, White Tea tiene una nueva versión y tampoco nos hemos podido resistir a ella.
Es White Tea Eau Florale, una fragancia que mantiene esa base de té blanco que tanto caracteriza a su antecesora, pero que, si todavía era posible, es mucho más floral y mantiene su olor limpio y fresco. O sea, es la receta de la primavera en un frasco.
La nueva versión primaveral del perfume más icónico de Elizabeth Arden
Es la fragancia perfecta para la temporada que nos ocupa porque es ligera y delicada, además de muy femenina. Se construye como un bouquet de flores, entre las que destacan el muguet y las fresias, que se infusionan con el té blanco y conforman las notas de salida.
En el corazón, se suman a ellas las notas de iris rosa, madreselva y Ambertonic. Este último es un compuesto aromático descubierto hace una década y que tiene una personalidad amaderada y almizclada.
Las maderas y los almizcles son fundamentales en esta fragancia, porque quiere terminar de forma cálida y aterciopelada. Así, sigue la tendencia que ha impregnado a la mayoría de perfumes de este año. Una tendencia olfativa con carácter y más intensa, que toma presencia y personalidad, pero no abruma.
Para ello, echa mano del almizcle, trisamber (ambarino y leñoso) y la embriagadora haba tonka. Este combo, además de fijación de la fragancia, lo que le da ese acorde empolvado y dulce pero nada empalagoso que tanto se lleva. Pero, gracias al té blanco y a las flores blancas, la fragancia consigue mantener su frescor original.