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Salma Hayek (Veracruz, México, 1966) es un tornado de positividad, pura pasión y belleza capaz de traspasar las pantallas, con un aura magnética que envuelve todo lo que la rodea. Cuando se dirige a ti, esa fuerza se eleva aún más, si cabe. Una mujer segura, cuya confianza en sí misma, lejos de verse reducida con el transcurso de los años, se ha reforzado de una forma exponencial.
«No entiendo el paso del tiempo como envejecimiento o deterioro de lo que algún día fue. Para mí es un arco de evolución. Tengo la sensación de que mi cabeza se encuentra más activa que nunca, mi emoción por la vida es mayor ahora que cuando era más joven, y me gusto bastante más que antes», nos cuenta orgullosa. Salma grita su afán por seguir siendo ella misma, por estar guapa sin transformarse, evitando, de manera consciente, convertirse en otra persona –una apuesta común llegada cierta edad entre algunas celebrities–. Además, en su caso, esta renuncia se ve acentuada, según nos confiesa, por su temor a las agujas, algo que la ha mantenido alejada de los tratamientos que las utilizan, aunque estos sean mínimamente invasivos.
«Asumo con alegría mis cambios, pero no por ello renuncio a posibles ayudas. Si veo que mis células empiezan a estar cansadas de producir colágeno y elastina, colaboro con ellas», nos explica minutos antes de su nombramiento como embajadora internacional de Ultherapy Prime, de Merz Aesthetics, el lifting con ultrasonidos microfocalizados más potente del mercado. Una tecnología que trabaja con ecógrafo, lo que permite una visualización en tiempo real para observar exactamente las características de la zona en la que concentra la energía para lograr estimular la producción de las dos proteínas que menciona Hayek, que tendrá como consecuencia un tensado de los tejidos. Y todo en una sola sesión al año, cuyos efectos se pueden apreciar desde los primeros días y van in crescendo desde el tercer mes hasta el sexto, a medida que el nuevo colágeno sustituye al antiguo.
«Durante muchos años he apostado por la energía para mantener en forma mi piel y las células responsables de su buen estado, pero en los últimos tiempos había empezado a notar que los resultados ya no eran, como es normal, tan efectivos como al principio. Ha sido una alegría que Ultherapy Prime haya aparecido en mi vida. Llevaba tiempo proyectando la necesidad de ir un paso más allá, de seguir cuidándome, pero con algo que no me llevara a convertirme en una mujer que no se reconoce en el espejo. Para mí, la conexión es súper importante.
«Quiero que si me enfado o estoy orgullosa de mi hija, ella perciba esa energía a través de mi expresión facial, que es también algo fundamental para mi profesión», nos revela la actriz y productora mexicana. El concepto de la belleza ha cambiado mucho con respecto al de décadas atrás, pero también está viviendo una fuerte transformación en nuestros días, en los que suavizar y mejorar la calidad y estructura de nuestro rostro no pasa por el abuso de fillers, que provocaban caras casi idénticas con volúmenes desproporcionados.
Como recuerda: «Crecí en México, y, cuando era pequeña, a las mujeres de 35 ya se les prohibía ponerse ciertas prendas o maquillajes por no ser, según aquella antigua creencia, propias de su edad y del concepto de decencia. Hoy en día, menos mal, ha cambiado radicalmente. Tengo 58 años y hago lo que quiero. Siempre he pensado que cada uno tiene que encontrar y seguir su camino, no debemos criticarnos entre nosotras por pensar o actuar de una forma diferente. Me encantan mis canas, las tengo por aquí (señalando la zona de las sienes) y no las voy a camuflar. Celebro los cambios» concluye con una sonrisa. Y es que, sin duda, Salma es un ejemplo de mujer empoderada y feliz, que, como ha declarado en múltiples ocasiones, sabe disfrutar la vida intensamente.
