- ¿Cómo iremos ahora a la peluquería? Este será el protocolo higiénico sanitario que seguirás.
- Volveremos a comprar cosmética en las tiendas… pero no como antes.
Hacía tiempo que no me sentía tan ilusionada (y expectante) con una cita de belleza. Las razones son obvias: llevamos demasiadas semanas en casa y cualquier excusa que signifique salir de la rutina del confinamiento se convierte en un gran plan. Más aún si se trata de probar en primera persona un nuevo ritual facial y experimentar en qué consiste la vuelta a esa “nueva normalidad” de la que tanto se ha hablado.
Han sido muchas las informaciones que nos han llegado sobre cómo iba a desarrollarse la vuelta a las peluquerías, los salones de belleza, estética o manicura y, a veces, costaba situarse en este nuevo panorama lleno de pasos y requisitos a cumplir. ¿Será muy diferente a lo que estábamos acostumbrados? Es realmente la respuesta que más me intrigaba conocer, ya que después de informarme de todos los protocolos que se han adoptado para garantizar la seguridad en cuestión de higiene y salud, no me cabía ninguna duda de que en este aspecto podía estar más que tranquila.
Y aquí estoy, en la puerta de The Beauty Concept, dispuesta a traspasar el umbral de uno de los templos de belleza de la capital donde toco al timbre con puntualidad británica. No en vano, el día anterior me han mandado un mensaje al móvil para recordarme que acudiera a la cita sola, con mascarilla y a la hora acordada. Además de cerciorarse de que no tenía ningún problema de salud, claro está.
Nada mas entrar, me detengo en un primer felpudo con una solución desinfectante para el calzado y un segundo para secar las suelas (me explican que es un sistema más seguro que las calzas). Y tras tomarme la temperatura y aplicarme una solución desinfectante en las manos me acompañan a mi cabina de tratamiento donde me espera el nuevo ritual de limpieza profunda “Deep Cleaning TBC”.
Tanto la ropa de la camilla como las batas y mascarillas quirúrgicas que las terapeutas utilizan son desechables (se cambian con cada paciente) y antes de empezar con el tratamiento, se lavan en profundidad las manos.
Os preguntaréis si no se las podrían cubrir con guantes de látex, sin que por ello se vieran comprometidos los resultados. Pero sin duda la precisión y sensorialidad no serían las mismas. Además, todas las medidas anteriores –más otras como por ejemplo la desinfección del centro cada noche con equipos de ozono– hacen que te quedes tranquila y relajada cuando cierras los ojos. Igual que antes.
¿En qué consiste este facial? En una combinación de oxígeno con aparatología Jetpeel (que aplica aire y agua con nutrientes, vitaminas y minerales) para limpiar, eliminar las impureza y toxinas de la piel al tiempo que la exfolia e hidrata. A esto le sigue una extracción, una mascarilla y la aplicación de un cóctel reconstituyente de vitaminas personalizado. ¿El colofón? Un masaje Kobido (el famoso lifting japonés) para combatir la flacidez y liberar la energía y la tensión en los músculos faciales y del cuello. “Esta técnica estimula además el sistema nervioso y repara el tejido facial”, me comenta Paz Torralba, directora del centro, al finalizar tratamiento. El resultado es una piel más oxigenada, luminosa, hidratada, jugosa y de aspecto más joven.
Una puesta a punto de 90 minutos tan agradable como eficaz que tu piel se merece. ¿Y lo mejor? Haber podido comprobar que a pesar de los pequeños cambios de protocolo con los que te vas a encontrar, en los centros de belleza rige el sentido común y la normalidad. Qué alivio...
Precio: 140 €.