Los tatuajes florales son bucólicos, tienen esa impresión de naturaleza viva que nos encanta. No es nada sencillo plasmar algo con tanta vida en la piel, en blanco y negro y con tinta, hay que saber hacerlo bien.

Para que quede lo más realista posible, lo mejor es elegir el trazo fino para que sea absolutamente preciso, tanto la silueta como las sombras. Lo mejor de todo esto es que los posibles diseños pueden ser tan amplios como te dé la imaginación: desde el espacio, que puede ocupar una extensión grande o algo puramente minimalista, hasta el nivel de elaboración del mismo.

A veces quieres hacerte un tatuaje floral o botánico y no sabes en qué inspirarte. Por eso, hoy te traemos varios diseños en los que puedes apoyarte para hacerte el tuyo, te aconsejamos que no sea idéntico y que tenga parte de tu personalidad, significado o que te lo hagas en un lugar que realmente te guste.

Hojas enraizadas

Un adorno que sube por las costillas a la altura del pecho: armonía y elegancia en estado puro.

Estrías que florecen

Ninguna parte del cuerpo es vergonzante, menos la historia que cuenta cada marca en nuestra piel. Desde aquí, florecemos.

Un brazo que se convierte en ramo

Para los que quieren ocupar una buena extensión.

Extensión pequeña, sensación minimalista

El espíritu del arte floral no tiene por qué ser una gran superficie, también puede decirse mucho en poco.

Una flor puede ser suficiente

Y puestos a reducir espacio y tatuar poesía, esta flor escondida es ideal para este fin.

El gladiolo más bonito del mundo

Y punto.

Hay infinitos estilos, muy buenos profesionales y muchas formas de elegir tu visión de la naturaleza. Ahora solo falta hacerlo.