De su origen, se cree que las rosquillas comenzaron a elaborarse en el Imperio Romano, donde ya existían dulces similares. A España llegó en el Siglo X con los árabes, aunque en aquella época se asemejaba más a un buñuelo. En aquellos tiempos se freía una masa que elaboraban con trigo e iban cubiertas de miel y también se hacían en versión con salsas saladas. Con el tiempo la receta mejoró y cambiaron la forma, ya que se percibieron que en el centro no se freían igual que por los bordes. De ahí nació su "agujero". Posteriormente, a la receta se añadió el huevo, acercándose la receta a la que hacemos hoy día.
